El pasacalle viral que pidió amor y terminó con un sí: la historia de Vanesa y Gabriel
Durante un jueves lluvioso en La Plata, Vanesa decidió que no iba a esperar más. Gabriel, su compañero de boxeo y pareja informal, no se animaba a formalizar la relación. Así que ella tomó la iniciativa con una propuesta tan irreverente como inolvidable: colgó un pasacalle frente al club donde se conocieron, con una frase que desató sonrisas, memes y emoción colectiva.
“Se me llenó la tanga de baba cuando te vi sonreír. Gaby, ¿querés ser mi novio? Vale hasta el 1 de mayo”, decía el cartel pintado por Vanesa y sus amigos del Club Bransen. El gesto, bautizado como “Operativo Leo Mattioli”, se volvió viral y terminó con un final feliz: Gabriel dijo que sí.
Cómo empezó todo: boxeo, risas y una pizzeada
Vanesa, licenciada en Economía y tatuadora, conoció a Gabriel en el gimnasio. Ambos entrenaban en horarios distintos, hasta que una “pizzeada” organizada por el profesor los cruzó. Esa noche, entre bromas y química, se dieron su primer beso “contra una columna cual adolescentes”.
Desde entonces, Gabriel cambió su horario para coincidir con Vanesa. Pasaron de no saludarse a entrenar juntos todos los días. Pero ella necesitaba algo más: una fecha, una pregunta, una formalidad. “Soy una persona de más de 40, necesito festejar un día”, reclamó frente a todos los compañeros del club.
El ultimátum y la idea del pasacalle
Gabriel prometió hacer la pregunta “un día feriado”, pero el tiempo pasaba. Vanesa, cansada de esperar, le dio un plazo: “Si no me preguntás, te lo voy a preguntar yo y no te vas a olvidar nunca más”.
Así nació el “Operativo Leo Mattioli”, inspirado en el último romántico de la cumbia. Con ayuda de su amiga Noe y toda la banda de boxeo, organizaron materiales, pintaron el cartel y lo colgaron en el único momento en que paró de llover. La frase elegida reflejaba el estilo provocador y divertido de Vanesa.
La logística detrás del gesto viral
La producción fue artesanal y comunitaria. Maderas, clavos, tanza, alambre y pintura sintética se combinaron en una cadena de amor. El cartel descansó en el estudio de Vanesa, donde incluso sus clientas se quejaron del olor a pintura. Pero ella tenía una misión: declarar su amor con estilo.
No faltó nada: la rosa de Mattioli, el traje, el humor ácido y hasta la alergia a las florerías. “Todo tenía una intención”, explicó Vanesa, que se lanzó a la conquista con una mezcla de romanticismo y sarcasmo.
El final feliz y la respuesta de Gabriel
El cartel colgado frente al club fue imposible de ignorar. Gabriel, sorprendido y conmovido, aceptó la propuesta. La historia se viralizó en redes, medios y grupos de WhatsApp. La Plata se unió en torno a una declaración de amor que rompió moldes y protocolos.
Vanesa y Gabriel demostraron que el amor puede aparecer en los lugares más inesperados y de las formas más creativas. Lo suyo empezó con boxeo, siguió con una pizzeada y terminó con un pasacalle que ya forma parte del folclore urbano.